Atenas, una ciudad con mucha historia
Atenas es sin duda una de las ciudades culturales y con historia más importantes de Europa. El Partenón griego es el principal edificio del conjunto arquitectónico de la Acrópolis. Es uno de estos sitios imprescindibles para quienes les gusta la historia y poder aprender en el lugar. Fue fundada hace nada menos que 9000 años y es cuna de muchas cosas, tales como las Olimpiadas, grandes descubrimientos en ciencia y medicina, la cartografía y, también aquí en la capital, el primer gobierno democrático.
Después de dos semanas y media de viajes por Europa desde que iniciamos el Interrail en Bruselas, Atenas fue nuestro punto y final. El listón lo había puesto muy alto Estambul, donde estuvimos los dos días anteriores. Aun así, la capital griega no nos decepcionó y fue un gran broche a este fantástico viaje.

Atenas, mucha historia
Atenas es historia pura. Aquí no vas a venir a ver monumentos modernos y contemporáneos como en otras ciudades europeas. La belleza es muy diferente. Es vivir el legado que la Antigua Grecia dejó en la capital de la Europa continental que está situada más al sur. Si solo vamos a estar aquí, en Atenas, lo ideal es pasar al menos dos noches. En nuestro caso ese tiempo no lo teníamos, ya que solo estuvimos un día, aunque muy bien aprovechado.

Volamos desde Estambul con la compañía Aegean, que tenemos que decir que resultó ser en una de las mejores con las que hemos viajado. Nos salió el billete relativamente barato, fueron muy puntuales, nos pusieron un desayuno durante el trayecto y un trato perfecto. Fue bastante corto, poco más de una hora de vuelo, por lo que llegamos de Turquía a Atenas antes de la hora de comer. Para ir del aeropuerto de Atenas al centro es muy sencillo, aunque no del todo barato. Se puede hacer perfectamente en metro, por lo que no hay que perder tiempo en esperar autobuses o gastar más de la cuenta en pillar un taxi. El precio del metro es de 8€ (4€ para estudiantes hasta 25€).
Nos hospedamos en Soho Hotel, un hotelillo cerca del centro que estaba muy bien y barato. Teníamos prácticamente todo lo interesante y que íbamos a visitar a menos de 1km. Así pues, nada más llegar y dejar las cosas nos pusimos en marcha para ir directos al Partenón y la zona de alrededor, que según teníamos visto era uno de los lugares que cerraba antes.
Conjunto arqueológico de Atenas
La entrada al conjunto arqueológico de Atenas, algo que nos sorprendió, era gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea (al menos en 2015). Resulta extraño cuando en casi cualquier país de Europa por cualquier lugar que visites aunque no sea para nada importante, cobran entrada. Más aún sorprendente al tratarse del sitio más visitado de Atenas y quizás uno de los que más turistas atrae de todo el continente.
Lo primero que visitamos fue el Ágora romana. Era la zona de reunión y mercado en época de los romanos. Dentro se conservan estructuras como la Torre de los Vientos o la Puerta de Atenea Arquegetis, que es la entrada principal de la parte occidental.


En la parte norte están las ruinas de la Biblioteca de Adriano, de la que aún se conserva parte de la fachada. Justo al lado está la mezquita de Fethiye, mucho más moderna y que data del año 1456, construida cuando el Imperio Otomano llegó a Atenas y lo hizo sobre una basílica paleocristiana.


Continuamos nuestro camino hacia la Acrópolis, que se encuentra encima de una colina y es donde están los monumentos más importantes de la Antigua Grecia. Una vez empezamos a ganar altura tenemos unas vistas magníficas de toda la ciudad de Atenas.Nos topamos con el Odeón de Herodes, que se utilizaba para audiciones musicales. Está situado cerca del teatro de Dionisio.

Entramos por el Propileos y el templo de Atenea Niké, que es la parte inicial una vez llegamos arriba.
El Partenón de Atenas
Ya en la cima nos encontramos con la visita estrella de Atenas: el Partenón. Está dedicado a la diosa griega Atenea y fue construido en el siglo V antes de Cristo. El material casi exclusivo con el que fue construido es mármol blanco. Posteriormente, y dependiendo de quién gobernara la ciudad, el Partenón fue utilizado como iglesia bizantina, iglesia latina y como mezquita.

Estuvo durante siglos sin sufrir prácticamente deterioro hasta que, en el siglo XIX, un embajador británico de Constantinopla se le ocurrió apoderarse de gran parte de la decoración de esculturas que había y venderla posteriormente al Museo Británico de Londres, donde aún permanecen.Justo enfrente del Partenón está el templo de Erecteion, que es un templo jónico levantado sobre el lugar más sagrado de la Acrópolis.

Este lugar es precioso, más allá del Partenón. Las vistas son estupendas de toda la ciudad de Atenas y desde donde podemos ver la colina de Ares, a lo lejos, así como otros monumentos que se encuentran alrededor.

El Templo de Zeus Olímpico
Precisamente estos monumentos más cercanos fueron los que visitamos después. Otro de los símbolos de Atenas es el Templo de Zeus Olímpico. Tardó en construirse varios siglos, construido en mármol con 104 columnas de las cuales en la actualidad se conservan algunas. Fue iniciado por los griegos y finalizado durante el reinado del emperador Adriano.

Para acceder al Templo de Zeus Olímpico hay que atravesar la Puerta de Adriano.

El siguiente punto que visitamos fue la plaza Syntagma y el Parlamento Griego, que están en el mismo lugar. Para llegar hasta aquí atravesamos el Jardín Nacional de Grecia, que es un bonito parque de casi 1km de largo.

La plaza Syntagma es todo un símbolo para los atenienses. Es el lugar donde siempre se ha levantado el pueblo griego. Muy conocida estos últimos años por las numerosas protestas y manifestaciones que ha habido en Grecia. Por cierto, para quienes estén un domingo en Atenas, a las 11 de la mañana se realiza el cambio de guardia en esta plaza.Con esto pusimos punto y final a nuestra visita turística de Atenas. Es cierto que nos dejamos algunos lugares sin visitar, pero los más importantes los pudimos ver perfectamente en el día (menos incluso) que estuvimos en la capital griega.
Fin a un gran viaje
Esta fue la última noche de un viaje que podríamos llamarlo “de contrastes”. Sin duda que estuvimos en ciudades y países que nada tienen que ver unos de otros. Desde algunos como Luxemburgo o Munich hasta totalmente lo opuesto como es Estambul, pasando por ciudades mucho menos conocidas pero muy interesantes como Pristina, Skopie o Timisoara. Un viaje donde tampoco faltó un poco de incertidumbre y el no saber si llegaríamos al destino, como en Tirana.
En total han sido unos 4.000km por tierra, sin contar varios vuelos. Hemos montado en trenes de todo tipo, autobuses, taxis “ilegales” para cruzar fronteras, ferry, furgones y, el mejor medio de transporte, los pies. Sin duda una gran experiencia y un viaje muy completo.