Reserva Nacional de Tambopata, la selva amazónica peruana
Una nueva etapa durante nuestro viaje por Perú. Una nueva aventura que sin duda fue de las más interesantes de toda la ruta. Pusimos rumbo a la selva amazónica peruana, a la Reserva Nacional de Tambopata, en Madre de Dios. Está a dos horas en barco de Puerto Maldonado. Estuvimos con la empresa Eco Amazonia en la opción de 3 días y 2 noches. Tiempo en el que vimos increíbles paisajes, aprendimos mucho sobre la naturaleza de la zona, vimos una fauna única y, sobre todo, una gran experiencia dormir en la selva.
De Cuzco a Puerto Maldonado, la entrada a Tambopata
Para llegar hasta aquí desde Cuzco hay dos opciones básicamente. Una es ir en autobús, con la compañía Cruz del Sur, hasta Puerto Maldonado. La otra es hacer la misma ruta, pero en avión. Nosotros optamos por esta última, con la compañía StarPerú. En bus cuesta desde poco más de 10€, mientras que en avión se puede encontrar ofertas desde 30 o 40. La diferencia es que en bus son 10 horas.
La verdad que, a toro pasado, creo que la opción de ir en autobús puede ser más que interesante si los horarios coinciden. Nosotros compramos el billete de vuelo para ir de Cuzco a Puerto Maldonado y posteriormente de Puerto Maldonado a Lima, a la vuelta. Sin embargo ambos vuelos nos cambiaron el horario unos días antes. Por suerte no nos perjudicó, pero no es de recibo. Por lo demás, la compañía cumplió y no tuvimos problemas.
Nuestro vuelo iba a salir a las 11:40h pero lo adelantaron para las 09:30. Bueno para nosotros, ya que llegábamos antes de lo esperado. Sin embargo al final acabamos saliendo incluso más tarde.
Ese día, después de desayunar en Cuzco, fuimos hacia el aeropuerto en Uber. Empezaba una nueva aventura de nuestro viaje de dos semanas por Perú. No sabíamos muy bien cómo sería StarPerú y teníamos que hacer el check in allí. La verdad que fue un proceso rápido y positivo. Lo único malo que no dejan subir más de 4kg de equipaje de mano, ya que son aviones más pequeños. Eso sí, nos permitieron entrar el equipaje en bodega de forma gratuita hasta 23kg (algo que no estábamos muy seguros, ya que teníamos el billete más básico que había).
El problema llegó cuando, dentro del aeropuerto esperando el vuelo, vimos que se había retrasado. La razón era la climatología adversa que había en Puerto Maldonado. Por lo visto había una tormenta eléctrica bestial. Eso es algo bastante común en la selva y encima íbamos en época todavía de lluvias. Es algo que temíamos que nos pasara durante nuestra estancia.
Pasaba el tiempo y nuevamente por megafonía dijeron que se había retrasado otra hora y que nos informarían. Una tercera vez, lo mismo. Al final, según parece ya la última oportunidad de que el vuelo saliera ese día, nos permitieron salir. Todo un alivio ya que, por momentos, vimos que íbamos a no poder ir a la Reserva Nacional de Tambopata y perder la aventura por la selva peruana.
Por suerte el avión despegó y aterrizamos en Puerto Maldonado en menos de una hora. Un trayecto corto en una aeronave bastante pequeña. Lo más positivo de todo es que no vimos una sola gota de agua durante nuestros 3 días por la selva amazónica. Algo raro, por lo que tuvimos mucha suerte.
Eco Amazonia, en la Reserva Nacional de Tambopata
Y por fin llegamos a Puerto Maldonado. Eso sí, llegamos con bastante retraso. Temimos que la persona que iba a ir a recogernos no estuviera. Pero claro, están acostumbrados a cosas así. Nos dijo que estuvo toda la mañana mirando la información del vuelo. Nada más llegar, nos montamos en una camioneta y nos llevaron hasta la sede de la empresa Eco Amazonia. Contratamos todo por Internet y nos costó 325$ (algo menos de 300 euros) todo incluido: transporte ida y vuelta desde Puerto Maldonado, comidas, alojamiento y excursiones.
Allí nos explicaron un poco todo. Nos presentaron a David, el que sería nuestro guía y con el que pasaríamos muchas horas los próximos días. También pudimos presentarnos todos los turistas que íbamos a realizar esas actividades. Fuimos un grupo pequeño. Ese fue el último momento en el que íbamos a tener conexión a Internet.
Solamente se puede llevar equipaje pequeño. Teníamos que hacer un trayecto en barco de casi dos horas hasta el lodge, en el corazón de la selva. Aquí no se podía llevar grandes maletas. Nosotros llevábamos la típica mochila de Decathlon de 40 litros, por lo que no tuvimos problemas.
El trayecto en barco, que fue más rápido de lo esperado inicialmente, duró sobre hora y cuarto por el río Madre de Dios. Pudimos tener una idea de la belleza natural que nos íbamos a encontrar.Llegamos a Eco Amazonia poco después de las 3 de la tarde. No habíamos comido, pero confiábamos en que pudiéramos hacerlo a la llegada. Nos recibió el responsable del establecimiento. Nos reunió a todos en el hall de entrada y nos dio las pautas principales. Cosas como el tema de comidas, el uso de botas, tema de la electricidad y agua, no dejar ninguna puerta abierta, horarios de excursiones, etc. Todos los trabajadores realmente muy amables.
Para ese día ya teníamos actividades programadas. El problema es que habíamos llegado más tarde de lo esperado, por el tema del retraso del vuelo. Aun así, pudimos comer. Lo hicimos en el comedor solos los del barco, ya que todos los demás huéspedes ya habían comido a otra hora y estaban realizando sus actividades.
Después de comer fuimos a ver nuestra cabaña. Cada una tenía un nombre de un animal que estuviera en esa zona de Perú, la Reserva Nacional de Tambopata. Estaba súper bien preparada. Teníamos agua del río filtrada y electricidad, aunque esto último horas contadas. Solo una hora por la mañana temprano y otras 5 horas por la tarde-noche. Eso era parte de la aventura.
Sin mucho tiempo para más, a las 16:00h ya habíamos quedado con David, nuestro guía esos días, para iniciar la primera incursión selva adentro. Una experiencia increíble y única. Antes de empezar tuvimos que colocarnos unas botas altas de agua. Esto es imprescindible por varios motivos. Lo primero para evitar picaduras de insectos o cualquier otro animal. Lo segundo porque, literalmente, en ocasiones teníamos que atravesar tramos de agua que nos llegaba por las rodillas.
Cocha Caimán
Para esa primera tarde nuestra excursión era corta. Íbamos a ir a un pequeño lago, Cocha Caimán, que hay a poca distancia del lodge de Eco Amazonia. El objetivo último era ver caimanes. Pero claro, es la selva. Por el camino nos topamos con todo tipo de animales como monos. También muchas plantas.
Nuestro guía, que era alguien al que de verdad le gustaba su trabajo y conocía el terreno, nos iba contando muchas cosas interesantes. Nos hablaba de árboles como el chiguaguaco, que es alucinógeno. Nos explicó que si dormíamos al lado de ese árbol, acabaríamos drogados.
Nos sorprendía la vista que tenía y cómo se anteponía a cualquier cosa. Veía un mono pese a estar lejísimo. Intuía dónde podían estar simplemente por el sonido.Vimos diferentes animales por el camino hasta que llegamos al lago Cocha Caimán. En esta zona suele haber caimanes, aunque nada garantiza que estén visibles en ese momento. Tuvimos suerte y vimos uno muy cerca del mirador. Entraba y salía del agua en ocasiones. No aparecieron más, aunque sí loros y otras aves sobrevolando el lago.
Como habíamos iniciado la excursión tarde, ya se hizo de noche. Siempre es peligroso salir de noche por la selva, por lo que no tardamos en volver. De camino ya oscureció casi por completo. Con los altos árboles que rodean, la noche cae súper rápido.
Por cierto, a la selva lo recomendable es llevar pantalón y camiseta largos. Es importante para evitar picaduras de mosquitos o cualquier araña o similar. Pero tienen que ser ropas frescas. Es muy grande la humedad que hace y el calor es más que importante. Por supuesto es recomendable echarse repelente antimosquitos. También, en caso de salir por la noche, cubrirse la cabeza y cuello si es posible. La verdad que nosotros no tuvimos problema en ningún momento con el tema de los mosquitos. Parece ser que no era una época donde hubiera muchísimos y, además, llevábamos buen repelente.
Poco después de las 18:00h ya estábamos de vuelta en el lodge. Habíamos terminado la primera excursión en la selva. Casi no teníamos tiempo libre, ya que a partir de las 19:00h empezaba la cena. Desayuno, comida y cena estaban incluidos. También podíamos coger frutas y cosas de forma ilimitada en cualquier momento.
El tema del agua es interesante. A cada cabaña llegaba agua filtrada del río. No es apta para beber, claro. La única manera de obtener agua potable era en un grifo que había en el comedor. Trataban el agua con ozono. De esta manera la desinfectaban y la hacían potable. Llenábamos aquí las botellas siempre.
Sonidos de la selva y caimanes blancos
Nuestro guía David nos dijo que nos tenía una sorpresa para la noche. Nos dijo que esperáramos después de comer. Una vez terminamos, nos explicó todo lo relacionado con el día siguiente, la hora de salida y qué haríamos. Pero, además, salimos fuera del comedor dirección al río.
Nos montamos en una balsa y nos alejamos por el río durante unos 45 minutos. Sin duda fue una de las mejores experiencias de toda la estancia en la selva. El objetivo era mostrarnos cómo es este lugar de noche, escuchando los sonidos de la naturaleza. Pudimos ver luciérnagas y escuchar aves a lo lejos. Una verdadera maravilla. Todo en una balsa, con el motor apagado, en mitad de la selva amazónica peruana.
De vuelta hacia el lodge, fuimos navegando cerca de la orilla. La idea era ver monos y también caimanes blancos. Nuestro guía llevaba una linterna y apuntaba constantemente hacia los árboles y la orilla en busca de ojos rojos. Pudimos ver algún caimán blanco.
A la llegada al lodge, después de ver una tarántula en la pared de entrada, pasamos un rato en las zonas comunes jugando al pin pon hasta que llegó la hora de dormir. Había sido un primer contacto increíble con la selva. Una experiencia única, y todavía nos quedaba tiempo. A la mañana siguiente, desde muy temprano, comenzamos a andar nuevamente selva adentro por la Reserva Nacional de Tambopata.
Mapa de localización