La parte antigua de Shanghai, Jardín y Mercado Yuyuan
El último día que estábamos en Shanghai lo dedicamos a la parte más antigua de Shanghai. Volábamos a Guilin por la tarde y aprovechamos la mañana para visitar la parte más tradicional de una de las ciudades más modernas de Asia.
Shanghai está llena de fuertes contrastes. A pesar de ser una urbe muy modernizada en todos los aspectos, conserva un casco histórico o parte antigua muy interesante. Podemos pasar de admirar los enormes rascacielos de Pudong desde El Bund a sumergirnos en una zona «típica china», con casas bajas, bazares, jardines construidos hace siglos, templos… en solo unos minutos.
En esta parte antigua se prohibió vivir a extranjeros durante la época colonial, en la cual se agrupaba a la población extranjera en distritos especiales llamados concesiones. Por ejemplo la Concesión Francesa, por la que paseamos el primer día en Shanghai. Hoy en día es una zona repleta de turistas por los muchos atractivos que tiene.
Salimos en metro hacía el mercado o bazar de Yuyuan, el cual está al lado del jardín del mismo nombre. En el metro de Shanghai hay controles de seguridad. Tienes que pasar siempre la mochila o lo que lleves por el control de rayos X, igual que en los aeropuertos, aunque va mucho más rápido. Pero aparte de este control, esta vez también nos pidieron el pasaporte. Nos vimos en apuros porque no lo llevábamos encima, pero al final no nos pusieron problemas y nos dejaron entrar. No obstante como recomendación, si viajas a China lleva siempre encima aunque sea una fotocopia del pasaporte.
Mercado de Yuyuan de Shanghai
En este mercado compuesto de muchas pequeñas tiendas podemos comprar cosas antigüedades, artesanía, y todo tipo de cosas tradicionales chinas. También hay muchos restaurantes, incluidos algunos tan occidentales como Starbucks, pero totalmente integrados en la decoración china.
Jardín de Yuyuan de Shanghai
El Jardín de Yuyuan es uno de los jardines más famosos de China. Como es habitual en todos los sitios turísticos del país asiático, tenemos que pagar entrada para poder acceder. En este caso 30/40 CNY, dependiendo la temporada. Esto son unos 4 o 5€.
Este jardín fue construido en el siglo XVI, aunque restaurado en el XX. Tiene muchos edificios tradicionales chinos y estanques con abundante vegetación. Pasear por aquí es muy tranquilo, a no ser que pillemos una hora punta de turistas.
Tras salir de los jardines de Yuyuan, dimos una vuelta por las calles de los alrededores del mercado. Hay una zona residencial, al lado del mercado, con casas de un nivel de altura, donde podemos callejear y ver a chinos cocinando, tendiendo la ropa, niños jugando… da una apariencia bastante chunga incluso puede dar miedo adentrarse por esas calles, que parecen un laberinto sucio y con olores de comidas. No obstante, China es un país muy seguro y no vamos a tener problemas por pasear por allí.
Continuamos caminando por la calle Fangbang Middle Road, de las más importantes de la parte antigua de Shanghai. Seguimos viendo muchos pequeños comercios, casas de té, restaurantes… una oda a la China tradicional, y un contraste enorme respecto a, por ejemplo, la calle Nanjing Road (la más comercial de Shanghai al estilo occidental).
Templo de Confucio en Shanghai
A una distancia abordable a pie de la zona de Yuyuan se encuentra el Templo de Confucio. Esta parte no es muy turística en Shanghai, pero teníamos tiempo y mereció la pena.
El Templo de Confucio se encuentra en calles muy tranquilas, y dentro del propio templo se puede apreciar una tranquilidad poco común en China. Nos costó entrar 5 CNY (con descuento de estudiante).En varios lugares del templo había tarjetas rojas colgadas por la gente, en la que pedían deseos, promesas o cosas así. Para poner una había que pedírsela a una chica que estaba allí y te cobraba una pequeña cantidad.
Compra de billetes de tren para el resto del viaje en China
Antes de ir a recoger nuestras maletas al piso de nuestra amiga y coger de nuevo el Maglev hacia el Aeropuerto para volar a Shanghai, estuvimos comiendo (pizza por la Concesión Francesa) y comprando los billetes de tren del resto del viaje.
Hubo algunos billetes de tren que compramos con antelación, antes de ir a China. Tuvimos la suerte de tener una amiga allí y fue la que nos los compró. En cualquier estación de tren, mostrando el número de pasaporte del pasajero, puedes comprarlos. No obstante, hubo algunos billetes que no pudimos comprarlos con tanta antelación porque se ponían a la venta una o dos semanas antes, y ya estábamos en China. Así que fuimos a un sitio donde los vendían, era una especie de agencia, con una señora en un mostrador, que enseñándole los nombres de origen y destino en el móvil escrito en inglés y chino se pudo apañar para entendernos.
En el Aeropuerto de Shanghai, vuelo a Guilin
Llegamos con tiempo al Aeropuerto, pese a ser un vuelo nacional. Hicimos bien porque había una cola bastante grande para pasar el control de seguridad, aunque avanzaba a un ritmo decente.
En el control de seguridad un guardia nos quitó uno de los spray repelente de mosquitos que llevábamos, argumentando que es líquido inflamable… Este mismo spray lo habíamos traído desde España sin ningún problema, pero no podíamos hacer nada, suerte que llevábamos otro y no se dio cuenta.
También nos intentó quitar unos tenedores plegables metálicos que llevábamos, para casos de emergencia o si alguna vez no nos apetecía usar palillos. Al final explicándole lo que era y abriéndolos delante suya, lo convencimos.
Mientras esperábamos al embarque, con la compañía China Southern, compramos algo para comer en el propio aeropuerto. Había tiendas estilo 7 eleven pero versión china. Compramos unos noodles que comimos con los tenedores plegables. Esto les debió parecer muy gracioso a todos los chinos que estaban sentados a nuestro lado en la sala de embarque, ya que estaban todo el rato mirándose, comentando y riéndose… lo habitual en China con los occidentales.
En el siguiente artículo seguiremos contando cómo fue el vuelo y la llegada a Guilin.
