Japón día 5: Kyoto 3

Llegamos a nuestro tercer y último día en Kyoto, pero aún faltaban muchas cosas interesantes por visitar. Como el día anterior, salimos temprano del hostal para desayunar y comprar nuevamente la tarjeta de un día por 500 yenes (unos 3€) para usar los autobuses de forma ilimitada y sobre las 8:30h estábamos en el bus camino a nuestro primer destino, que sería el templo Kurodani que estaba en el este de la ciudad, a unos 3km de nuestro hostal.

Torii gigante en Kioto, el más grande del mundo, en Heian Jingu


Pero de camino al templo, nos encontramos con algo que nos llamó la atención y bajamos del autobús para hacer fotos y verlo de cerca. Era el Torii (puerta sagrada que suele haber a la entrada de templos o santuarios) de entrada al santuario Heian Jingu. Es el Torii más grande del mundo, construido en 1895.
Esperamos a que llegara el siguiente autobús y retomamos la marcha camino al templo Kurodani. Este templo está dividido en varias partes. La primera es un edificio independiente al que se accede subiendo unas escaleras de piedra y detrás de este edificio está la parte central del templo. Fuera de este recinto, a pocos metros, cruzando un pequeño puente está el cementerio budista de Kurodani y en el centro una Pagoda (templo budista construido con varias plantas de altura).

Templo Kurodani
Puente y pagoda de Kurodani, al fondo

Dejamos atrás esta zona y de nuevo haciendo uso del autobús fuimos al templo Ginkaku-ji (templo Plateado) que es uno de los más famosos de Kyoto. Este templo está inmerso en parte del bosque, por lo que la ruta que lo rodea pasa por zonas bonitas llenas de árboles. Aunque su nombre hace pensar que el color es plateado, no es así. No es como el templo Dorado que su color es así. En un principio la intención del que lo mandó construir era que estuviera recubierto de plata, pero finalmente lo único que quedó fue el nombre.
Su edificio principal es el que aparece en la siguiente fotografía, pero no está abierto al público. Una de las cosas que más llama la atención cuando estás dentro, es el jardín de arena fina plateada que hay, con un cono gigante de arena en el centro.

Templo Ginkaku-ji, el templo plateado de Kioto
Jardín Zen en Kioto

En la calle principal de llegada y salida al templo, hay numerosos restaurantes y tiendas para turistas. Aquí en esta foto se ve un ejemplo de menús para comer, mostrados en el escaparate en réplicas de plástico (muy común en Japón).

Platos con la comida de plástico, típico en Japón

En Kyoto, como curiosidad, en las paradas de autobús urbano aparece el cartel con la línea y las paradas, cuando el autobús llega a una parada, la bola amarilla marca justo dónde está y te vas haciendo una idea de lo que le queda aún. En la fotografía más o menos se puede interpretar.

Información en la parada de bus en Kioto

Nuestra siguiente visita fue el templo Eikan-do, que estaba a algo más de 1km del anterior. Pocas paradas en autobús. Es un templo más pequeño, al lado del bosque. En su interior había muchas salas con altares budistas y estaba rodeado por un jardín.

Uno de los altares en el templo Eikan-do
Figuras budistas en el templo de Eikan-do

Al lado, a unos 5 minutos andando, estaba el templo Nanzenji. Es un complejo formado por varios edificios y jardines.

Interior del templo de Nanzenji
Uno de los edificios del templo de Nanzenji, en Kioto

Cuando acabamos de ver estos últimos templos ya era algo más de las 13:00h y buena hora para comer, por lo tanto el primer sitio que vendían comida para llevar, entramos a comprar algo, y sobre todo agua para beber. Hacía calor ese día.

Fushimi Inari y túnel de Toriis

Lo siguiente que teníamos planeado ver en nuestro último día era el santuario sintoísta  Fushimi Inari, que es uno de los lugares más famosos de Kyoto. Se construyó inicialmente en el año 711. Es un conjunto de edificios, pero sin duda por lo que es conocido es por el “túnel” de Toriis en un recorrido de 4km. Los Toriis son de diferente tamaño y tienen diferentes frases o palabras escritas en ellos. El recorrido hace una especie de círculo, por lo que subes por un lado y bajas por el otro. A lo largo del recorrido pasas por pequeños altares y alguna tienda de artesanía. Es un recorrido que, aunque no se puede decir que sea duro, sí que puede resultar algo pesado si no se tiene costumbre de hacer deporte o andar mucho, ya que hay tramos de subida muy
pronunciada.

Entrada a Fushimi Inari
Túnel en Inari

Nos empezó a llover cuando iniciamos la marcha para subir hasta arriba, pero evidentemente ya que estábamos allí no íbamos a dejar de ir por un poco de lluvia. Durante el recorrido empezó a apretar y mucho, notándose en cuanto salíamos de zonas donde nos resguardaba un poco los árboles.

Los famosos Toriis en Fushimi Inari, Kioto

 

Como anécdota que ya comenté hace un par de artículos que diría en referencia a las máquinas expendedoras (que hay por todas partes en Japón) y sus precios, fue curioso en este lugar. Había máquinas durante el recorrido para vender agua o refrescos, pero a medida que ibas subiendo más, las máquinas iban subiendo 10 ó 20 yenes de precio cada artículo. El precio de una botella de agua en la cima era casi el doble que abajo del todo, siendo exactamente igual.
Mereció la pena la hora que echamos en este recorrido, pese a acabar empapados de agua. Es un recorrido muy bonito, al igual que el paisaje por el que transcurre.

Esta es la ciudad de los templos y santuarios, y cada paso que das te encuentras uno. Hay miles por toda la ciudad, por lo que es imposible ver todo. Pero en nuestra estancia pudimos visitar al menos los principales, cada uno muy diferente y con cosas curiosas. Un dato que no he puesto en casi ningún templo, es el precio. En prácticamente todos hay que pagar. No recuerdo el precio de cada uno, pero normalmente era entre 300 y 600 yenes (2-4€), salvo alguno como el templo Dorado que fue más caro, 1000 yenes (unos 7,5€).

Después de acabar con lo que más o menos teníamos previsto para hacer, volvimos para el centro de Kyoto. Las entradas a los sitios turísticos ya prácticamente estaban cerradas (cierran entre las 16:00 y las 17:00h
normalmente). Dimos una vuelta por los alrededores de la zona del Palacio Imperial, entrando en alguna tienda para comprar algún recuerdo turístico. Vimos un gran supermercado y entramos para comprar algo para beber y de paso ver un poco las comidas y cosas que vendían. Era enorme.

Cena en un restaurante típico japonés

Ese día cenamos en horario japonés y en un restaurante propiamente de Japón. Acabamos de casualidad en una zona a las afueras de Kyoto, concretamente en el distrito de Ukyo, al oeste de la ciudad. Llegamos hasta allí al ver desde el autobús que había un gran almacén de zapatos, y uno de los compañeros de viajes quería comprar unos zuecos japoneses (especie de chanclas de madera típicas en Japón) y en las zonas más turísticas eran carísimos evidentemente. Por lo que entramos allí y costaban baratísimos. Seguramente debimos ser los primeros extranjeros en pisar esa tienda, y nada más entrar vinieron dos dependientes a saludarnos muy contentos e intentando atendernos muy amablemente. Ninguno hablaba inglés (algo que en Japón es común, más aún si es una tienda que no entran turistas) y era curioso como uno de los dependientes utilizaba su teléfono móvil para hablar con nosotros. Decía lo que sea en japonés y el móvil lo traducía al inglés. Se les veía disfrutando atendiéndonos e intentando hablarnos.

Zuecos japoneses

Justo enfrente estaba el sitio donde acabamos cenando. Era un sitio, al igual que la tienda anterior, donde posiblemente fuimos los primeros turistas extranjeros en entrar a comer allí. Era un restaurante propiamente japonés y a esa hora estaba lleno de japoneses cenando. Tuvimos que esperar un poco en la puerta hasta que se quedara algún sitio libre. Uno de los camareros nos pidió reiteradamente disculpas por la espera (que en realidad no fue más de 3 ó 4 minutos) y nos llevó a una mesa que se quedó libre.

Restaurante típico japonés, en Kioto

Era un sitio curioso, nada que ver con los restaurantes que habíamos visto por Japón. Había dos formas para comer: sillas individuales contra una mesa alargada mirando hacia la pared, o en mesas conjuntas en las que comías sentado en el suelo, ya que eran mesas muy bajas. Evidentemente el menú estaba completamente en japonés, pero por suerte había fotografías en la mayoría de las cosas.  El restaurante estaba especializado en ramen, que es una comida muy típica japonesa. Es una especie de sopa, que puede llevar muchos tipos de ingredientes aunque la base suelen ser fideos. No sé exactamente qué fue lo que comí, ya que lo pedí señalando la fotografía que había en el menú, así que es mejor ver la fotografía del plato, que por cierto me costó 620 yenes (4,5€). Este restaurante se llama Rairaitei, y es una franquicia que tiene diferentes restaurantes por Japón.

Comida típica en Japón

Poco más hicimos ese día y después de cenar nos volvimos para la zona centro de Kyoto en tren de cercanías usando nuestro pase Japan Rail Pass. Al día siguiente dejamos Kyoto y nos dirigimos a Hiroshima, una ciudad con cosas muy interesantes.

Javier Jiménez

En 2011 hice mi primer Inter-Rail y desde entonces no he parado de viajar. Siempre llenando la mochila de experiencias y desgastando suela por el mundo. Una de mis pasiones es escribir sobre mis viajes.

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