Visita al palacio de Peterhof, el Versalles ruso
Visitar el palacio de Peterhof es uno de los mayores atractivos que hay cerca de San Petersburgo. Una visita muy recomendable que nos tomará medio día. Es conocido como el Versalles ruso. De hecho fue construido para competir en belleza con el palacio francés, con unos espléndidos jardines sumados al palacio en sí.

En los jardines destaca la enorme fuente, que es en realidad un conjunto de unas 160 fuentes conectadas, con gran cantidad de figuras representativas de oro. Estas fuentes se encienden a las 11 de la mañana y es un verdadero espectáculo para todos los visitantes. Solamente se encienden en los meses de abril a octubre, estando apagadas en la época de frío.

Los jardines que rodean el palacio son muy amplios y podemos encontrarnos vegetación muy variada. Si caminamos paralelo a la fuente, dejando atrás el palacio, llegamos directamente al mar, a la zona más cerrada del Golfo de Finlandia. De hecho, una ruta muy común en barco es la de San Petersburgo-Helsinki.

Las entradas para visitar el jardín, el palacio (que es lo principal) y otros edificios adyacentes como la capilla, van por separado. Cuando fuimos no pudimos comprarla por Internet ya que en la web ponía que no estaba habilitada para los meses de julio y agosto por la gran afluencia de gente. Esto es algo un poco incomprensible. Tuvimos que hacer una primera cola para comprar la entrada para las fuentes y jardines, aunque ésta fue bastante rápido.
La cola grande, sobre una hora, vino cuando fuimos a entrar al palacio de Peterhof. Hay que comprar otra entrada independiente una vez estás dentro de los jardines. Es decir, si quieres visitar el palacio por dentro, tienes que pagar también la entrada de los jardines. Pero no al revés.

Para visitar por dentro el palacio te van dejando pasar poco a poco para evitar aglomeraciones. Aun así, las aglomeraciones estuvieron presentes y resultaba un poco tedioso tener que ir tan lento viendo el palacio. Compartías visita con amplios grupos con guía, siendo la zona de paso bastante estrecha por lo que resultaba complicado y lento el poder avanzar. Es lo que tiene visitar San Petersburgo en los meses de verano, en la temporada alta.

El palacio de Peterhof por dentro es realmente bonito. Puedes visitar las diferentes salas, habitaciones, comedores… Todo súper lujoso. Lástima que no permiten tomar fotografías en su interior.
Como curiosidad, para visitar este palacio al igual que otros como el palacio de Catalina, te obligan a ponerte una protección en los pies para que no dañes el suelo al andar.
Y como dato histórico, este palacio en su totalidad fue destruido durante la II Guerra Mundial por el propio Stalin. Esta zona había sido ocupada por Hitler y éste iba a celebrar aquí una fiesta. Para evitar que eso sucediera y ser aún más humillante, los propios rusos bombardearon todo el complejo. Eso sí, antes de que llegaran los nazis, los soviéticos salvaron todas las obras y estatuas que había en el palacio, poniéndolas a salvo.

Este palacio fue residencia de los zares, generalmente como palacio de verano, hasta la Revolución de 1917.
Mejor momento para visitar el palacio de Peterhof
La visita al palacio puede durar perfectamente toda la mañana. Lo ideal es estar presente a las 11:00h que es cuando encienden las fuentes y poder ver el espectáculo. Si es verano, lo normal es que tengas que perder una hora o casi en hacer cola para comprar la entrada para visitar el palacio por dentro y posteriormente esperar a ir pasando poco a poco. Así que lo recomendable es dedicar una mañana a esta visita. Además, en los jardines hay multitud de puestos de comida y bebida, por lo que no tendrás que esperar a volver a San Petersburgo para comer si se hace tarde.
Precios:
La entrada al palacio cuesta 550 rublos (algo menos de 8€). Hay descuento para estudiantes en todas las entradas.
La entrada para visitar los jardines y las fuentes 500 rublos en verano y gratis en invierno (no encienden las fuentes).
Cómo ir de San Petersburgo al palacio de Peterhof:
–Hidroplano: es la opción más cara. El precio es de unos 650-700 rublos por trayecto (rondando los 10€). Se coge detrás del museo del Hermitage y tarda unos 30 minutos en llegar y te deja justo a los pies de los jardines y fuentes. Hay una frecuencia cada 30 minutos desde las 10 de la mañana hasta las 17:00h.
–Autobús: es la opción más económica. El precio es inferior a 1€ (unos 60-70 rublos el trayecto). Estos autobuses se cogen junto a la parada de metro Avtovo (línea roja). Aquí, a la salida del metro, encontrarás numerosos autobuses. Los números de autobús son: 224, 300, 424, 424-A. En realidad suelen poner perfectamente visible el nombre de Peterhof, así que no hay pérdida. También se podría coger el autobús urbano número 200 o 210. El tiempo es de algo menos de una hora en los primeros casos y algo más en los autobuses urbanos.
Estos autobuses, o mejor llamarlos minibuses porque tienen unas 15-20 plazas, salen en cuanto se llenan. Lo normal es que no tengas que esperar mucho y si llegas y está yéndose un autobús, el siguiente no tardará mucho en partir.
Una cosa a tener en cuenta es que estos autobuses, generalmente, paran tanto en el palacio como en el pueblo en sí. La primera parada se bajará gente que vaya al pueblo, pero para los que visitamos el palacio hay que bajarse en la segunda parada. Lo normal es que vaya lleno de turistas, así que no hay problemas. Donde se baje la mayoría. Además, el conductor suele gritar “fountains” o “palace”, para los turistas despistados.
–Tren: el tren es otra opción, aunque posiblemente la peor. La frecuencia es mucho menor y la parada queda bastante alejada del palacio, por lo que o se anda mucho o habría que coger un autobús urbano para llegar. No es recomendable.