Interrail 2014 – día 9: Helsinki
Siguiendo la visita por los países del Norte de Europa, dejamos atrás Estocolmo para llegar a Helsinki, la capital de Finlandia.

Cuando estuvimos organizando el Interrail, este trayecto pensamos en hacerlo en ferry. Es un recorrido típico para hacerlo en este medio de transporte, donde muchos jóvenes aprovechan para estar de fiesta las 16 horas que dura.

En nuestro caso, fue la larga duración del viaje lo que nos echó para atrás y nos llevó a comprar un billete de avión. Así no perdíamos casi un día entero en este trayecto. Además, íbamos a disfrutar la experiencia de ir en ferry al día siguiente, de Helsinki a Tallín.
La aerolínea de bajo coste que opera de Estocolmo a Helsinki es Norwegian, nos costó el billete un poco menos de 50€ y la experiencia con esta compañía fue bastante buena. Los asientos un poco más amplios que en Ryanair, lo cual se agradece, y disponiendo de WiFi gratis, perfecto para hacer el viaje más ameno.

Llegamos al Aeropuerto de Estocolmo-Arlanda en el tren Arlanda Express, que está incluido con el pase de Interrail. Un recorrido de apenas 20 minutos.
Tras comer algo en el aeropuerto esperando el embarque, enseguida estábamos volando a Finlandia. Salimos un poco después de las 13:30 y el vuelo dura unos 55 minutos, pero como en Finlandia es 1 hora más, llegamos al Aeropuerto de Helsinki sobre las 15:30.
En el Aeropuerto de Helsinki, montamos en un bus que nos llevó hasta el centro de la ciudad. Concretamente, hasta Rautatientori. En esta plaza se encuentran edificios importantes y llamativos, como la estación de tren de Helsinki, el Teatro National Finlandés y el Ateneum (Museo de Arte).



Desde esta plaza fuimos andando camino del hostal donde teníamos reserva: Euro Hostel. Situado en el área de Katajanokka, muy cerca de donde salen los barcos de Viking Line, así al día siguiente podíamos ir caminando para montarnos en nuestro ferry destino Tallín.
El hostal es bastante moderno y bien equipado, tiene habitaciones de 1, 2 ó 3 personas, lo cual hace que no sea tan ecónomico como otros hostales con más personas por habitación.
Camino del hostal vimos una de las principales atracciones de Helsinki, su catedral luterana.

Esta catedral fue construida a mediados del siglo XIV. Por dentro nos llamó la atención su decoración blanca y muy minimalista, aunque no tanto como la Capilla del Silencio Kamppi, que vimos más tarde.
También hay otra catedral en Helsinki, muy cerca de esta. La Catedral Ortodoxa Uspenski, bastante llamativa por fuera con tonos rojizos y que recuerdan más a Rusia.

Tras dejar las maletas en el hostal, esperamos a una amiga española, estudiante en Helsinki, que fue nuestra guía el resto del día 🙂
Estuvimos paseando por la ciudad visitando diferentes lugares. Fuimos a la Biblioteca Central de la Universidad de Helsinki, bastante bonita arquitectónicamente, pero tuvimos la mala suerte de que estaba cerrada a esa hora. Está situada en la parada de metro Kaisaniemen, aunque desde el exterior no puedes imaginar el interior tan espacioso y bien aprovechado.

En la Plaza Narinkens, donde se sitúa la estación de autobús y el centro comercial Kamppi, se sitúa La Capilla del Silencio Kamppi. Es seguramente la capilla más minimalista que hemos visto nunca, hecha de madera y de forma ovalada, con un silencio total en su interior, como su nombre indica.
Narinkens destaca, como otras plazas y espacios de Helsinki, por tener mucho espacio diáfano. El espacio no parece ser un problema en la capital finlandesa, como en otras capitales con edificios mucho más concentrados.



Desde aquí caminamos hasta una plaza donde se sitúa el Parlamento de Finlandia, así como otros edificios de arquitectura bastante moderna. Es otro espacio donde había skaters y pistas deportivas.


Helsinki tiene múltiples islas. Una de las más curiosas es Seurasaari, la cual está considerada un museo al aire libre. Esta isla está llena de casas antiguas, normalmente de madera, que han trasladado desde diferentes partes del país, para que los visitantes puedan verlas. Fuimos hasta ella en un autobús, ya que andando es una distancia considerable.
De punta a punta, tiene una longitud de algo más de 1km. Dimos la vuelta completa, disfrutando de la tranquilidad del lugar y de lo pintoresco del paisaje y las casas.





Tras descansar un poco, después de caminar durante todo el día, fuimos a buscar algo para cenar. Notamos el cambio de horario respecto a España, ya que una pizzería a la que fuimos estaba casi cerrando y conseguimos que nos pusieran un pedido para llevar.
En esta pizzería, que era típico sitio cutrecillo como los kebap en España, vimos algo curioso. Estaban haciendo la mezcla del tomate frito para la base de las pizzas en un cubo, removiendo, y a la pasta roja resultante le estaban añadiendo 2 litros de Fanta de naranja. Fue un poco WTF, pero quizá le da buen sabor el azúcar de la Fanta, al fin y al cabo estaba bueno.

Tras cenar, fuimos a tomar algo por ahí. Nos juntamos con gente que conocía nuestra amiga, de un grupo de Facebook de Españoles por Finlandia. Al ser un miércoles no había mucha vida nocturna, pero al final encontramos un pub irlandés, que siempre es elección segura, donde había un concierto en directo. A las 3 nos echaron porque cerraban y lo único que encontramos abierto fue un McDonalds, totalmente lleno de gente, donde comimos algo y estuvimos hasta que ya volvimos a dormir unas pocas horas antes de coger el ferry hacia Tallín.
Una cosa muy curiosa de estar en Helsinki en verano, al estar en una latitud tan al Norte, es que la noche casi no existe. El sol se puso sobre las 00:00 de la noche, y volvió a salir a las 3 y algo de la madrugada. En el periodo intermedio no llega a haber noche cerrada, hay suficiente luz para ver.



Al día siguiente nos esperaba Tallín, la capital de Estonia.