De Minsk a Varsovia y fin al viaje por el este de Europa

Pusimos fin a nuestra visita por Minsk y no nos quedaba mucho más de viaje. Bielorrusia, pese al breve tiempo que estuvimos, nos gustó mucho. Un país muy poco visitado y con muchos lugares por explorar. Seguro que tarde o temprano volveremos. Su capital, la única ciudad que visitamos, es un lugar muy interesante para conocer en el este de Europa. Este día teníamos que coger un vuelo dirección a Varsovia, para finalizar allí la ruta.

Calle de Minsk, junto a la estación central de trenes

De Minsk a Varsovia

Uno de los inconvenientes que hay a día de hoy para un español que quiera visitar Bielorrusia, son las conexiones. No hay vuelos baratos y tampoco directos. Por eso la mejor opción para ir es aprovechar otro viaje a algún país vecino como Polonia. Nosotros lo hicimos a la inversa: aprovechamos Varsovia para poder volver, de forma más barata, a España.

Teníamos algunas opciones para ir de Minsk a Madrid, pero todas ellas eran un poco locura. Una era ir hasta Moscú y pasar allí unas 16 horas. Otra ir a Ucrania, donde ya estuvimos durante ese viaje, y de ahí a Madrid. La tercera y más viable (tanto económicamente como de tiempo) era pasar antes por Polonia. Esa fue nuestra opción. La escala era tan larga que nos permitió pasar un día entero en la capital polaca, donde ya estuvimos anteriormente.Volamos de Minsk a Varsovia con la compañía Belavia. El vuelo tenía buen precio, aunque tampoco excesivo. Cada vuelo que cogimos en esta zona de Europa nos costó entre 60 y 80€ un único trayecto. De Varsovia a Madrid volamos con Ryanair.

Aeropuerto internacional de Minsk

Así pues, ese día nos levantamos con tiempo suficiente para desayunar tranquilo. Fuimos a un supermercado cercano a donde nos alojábamos. Por esa zona no había demasiado para desayunar (un restaurante kbab y poco más). Además, así podíamos conocer un supermercado bielorruso. Siempre es bueno ver cómo es la vida local y los supermercados son un buen ejemplo.

Ese día pintaba mucho peor que el anterior en cuanto a la climatología. Estaba lloviznando, hacía fresco y parece que iba a estar así todo el día. Tuvimos suerte de que el día anterior, que era lo que nos interesaba, estuviera bien. Casi mojándonos fuimos al metro y de ahí al centro, donde salía el bus dirección al aeropuerto.

Viaje movido al aeropuerto

Por Internet prácticamente no había información (al menos cuando fuimos nosotros) de cómo ir y volver del aeropuerto a Minsk. El día que llegamos cogimos el autobús número 300 que por 3,5 rublos nos dejó en la puerta de la estación central de tren. Aunque no estábamos seguros de que a la vuelta fuera igual, pensábamos que lo lógico es que sí.

Pero después de estar allí esperando mucho tiempo, pasaba un autobús tras otro pero nunca el 300. Por suerte fuimos con bastante tiempo para evitar precisamente problemas como este. Al final, al ver que no llegaba y tampoco queríamos arriesgar mucho más, fuimos en taxi. Nos salió barato. El taxista nos dijo un precio inicial, le respondimos un poco menos y aceptó. Pero el viaje fue movido.

Uno de los autobuses que pasaron junto a la estación

Según nos dimos cuenta posteriormente, justo detrás de la estación de tren estaba la estación de autobuses y es ahí donde salía el 300. Parece ser que el trayecto contrario sí para frente a la estación de tren también, pero no sale de ahí. Es raro, pero parece que así es.

El taxista casi no hablaba inglés. Pero sabíamos que algo iba mal porque el coche sonaba raro y llevaba una luz iluminada. El conductor de vez en cuando murmuraba algo. Al final se le paró el coche y tuvo que volver a arrancarlo. Más adelante, en mitad de la carretera, paró el coche y abrió el capó. Vio lo que sea y continuamos, aunque iba lento y se veía que ese coche no estaba bien.

Por suerte llegamos al aeropuerto internacional de Minsk con tiempo suficiente. Esperamos un rato y poco después fuimos a la puerta de embarque. Salió puntual.

Puerta de embarque para ir de Minsk a Varsovia

Llegada a Varsovia

Varsovia para nosotros no era una ciudad desconocida, aunque sí la época en la que fuimos. Cambia mucho de ir en invierno, con un paisaje casi siempre nevado, a hacerlo en pleno verano con sol.

Fuimos en tren del aeropuerto al centro. La forma más rápida y económica. Nos hospedamos no muy lejos del Palacio de Cultura. Dejamos las cosas en el hostal y fuimos a recorrer un poco el centro, la zona del casco antiguo.

La zona del castillo es una de las más bonitas de la capital de Polonia. Aunque no es una ciudad tan turística seguramente como Cracovia, en esa época las calles estaban repletas tanto de locales como de extranjeros.

Plaza del Castillo de Varsovia
Pierogi y otros platos tradicionales polacos

Turísticamente hablando no vimos demasiado ese día. No llegamos a salir de la zona del casco antiguo, recorriendo sus callejuelas y parando en algunas plazas. En realidad estábamos allí de paso haciendo escala en una ciudad que ya habíamos visitado anteriormente.Por la noche fuimos a cenar a un restaurante de comida local. Algo que destaca en Polonia es su gastronomía. Es un país barato y la comida no es diferente. Podemos comer en buenos restaurantes por poco dinero. Uno de los platos más típicos son los pierogi polacos. Es una pasta rellena de diferentes tipos y variedades de vegetal o carne. Este plato, aunque con algunas diferencias, lo podemos encontrar en otros países vecinos.

Ese día no tardamos demasiado en ir al hostal. Pusimos punto y final a un viaje muy interesante por Europa del este. Países muy distintos a los que estamos acostumbrados en nuestro entorno.

Fin a un interesante viaje

Esta vez, a excepción de Polonia al final del viaje, visitamos los países que menos turistas atraen del Viejo Continente. Estoy seguro de que en pocos años algunos de estos serán muy visitados. Falta que sea más sencillo de visitar. No fue fácil tanto la llegada, que fuimos hasta Moldavia, como el regreso desde Minsk haciendo larga escala en Varsovia. No fue fácil de cuadrar horarios y coger vuelos que no se dispararan de precio.

Esta zona de Europa todavía tiene mucho que mejorar en cuanto al turismo. Países como Bielorrusia están empezando a abrirse y seguro que en pocos años empieza a haber muchos vuelos directos con otros países y cada vez llegarán más turistas.

Javier Jiménez

En 2011 hice mi primer Inter-Rail y desde entonces no he parado de viajar. Siempre llenando la mochila de experiencias y desgastando suela por el mundo. Una de mis pasiones es escribir sobre mis viajes.

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