Toronto, una ciudad que hay que descubrir

Tras haber estado una semana en Estados Unidos, pusimos rumbo a Canadá, a Toronto. Hay diversas formas de ir desde Nueva York o Washington DC hasta Toronto y en nuestro caso fuimos en autobús: lo más económico, aunque no lo más rápido. Fue un trayecto de unas 15 horas con la compañía Megabús, que es muy puntual, barata y correcta en todos los sentidos, aunque no son autobuses adecuados para viajes tan largos.

Torre CN
Torre CN, un emblema para Toronto

Largo viaje en bus

Así pues, tras haber pasado la última mañana y parte de la tarde en Washington DC, cogimos el autobús dirección a Toronto en la DC Union Station a las 18:30h. Por delante había más de medio día, aunque gran parte de noche, algo que siempre se lleva mejor.

Hicimos una pequeña parada en Filadelfia a las 3 horas y 20 minutos y posteriormente otra parada algo más larga, de una media hora, en un lugar perdido en el Estado de Nueva York, en una estación de servicios en la carretera. Por lo demás, sin ningún tipo de parada hasta llegar a Búfalo, todavía en Estados Unidos y ciudad fronteriza, donde la policía entró y revisó rápido los pasaportes, y poco después, ya en la frontera canadiense.

Aquí en la entrada a Canadá nos hicieron a todos bajar del autobús con el equipaje en mano y entrar en las dependencias policiales para el rutinario control de pasaporte. Un proceso rápido y simple, más que unas preguntas del tipo cuánto tiempo vas a estar en Canadá, por qué lo visitas, etc.

Primeras impresiones de Toronto

A Toronto llegamos poco después de las 9 de la mañana tras un viaje bastante cansino, pero una hora ideal para empezar a visitar una ciudad. Nuestro alojamiento estaba cerca de la estación de autobuses, por lo que fuimos andando a dejar las cosas y ponernos en marcha para hacer turismo.

Después de desayunar algo, que falta hacía, fuimos a la zona céntrica de Toronto, que era el objetivo de ese día, para ver el Ayuntamiento viejo y el nuevo, la plaza Nathan Phillips y varios lugares más. Las primeras impresiones de la ciudad fueron muy positivas: modernos y muy bonitos edificios, mucha limpieza y un cierto contraste de lo que habíamos visto en Estados Unidos los días anteriores. Es, a mi parecer, una mezcla entre ciudades nórdicas de Europa como puede ser Copenhague o Estocolmo, y la grandeza en cuanto a edificios que podemos encontrar en Nueva York.

Plaza Nathan Phillips
Plaza Nathan Phillips

Plaza Nathan Phillips

La primera parada que hicimos fue la plaza Nathan Phillips, que es donde se encuentra el Ayuntamiento viejo y el nuevo. También aquí están las famosas letras con el nombre de Toronto, junto a una fuente. Lugar de foto típica, similar a lo que podemos encontrar en Ámsterdam.

Ayuntamiento viejo de Toronto
Ayuntamiento viejo de Toronto

Caminando unos 700 metros llegamos a la catedral de St. James, que es una de las principales de la ciudad y está muy próxima a lugares importantes como el mercado o lo mencionado anteriormente.

Si seguimos andando unos metros más hacia abajo, dejando atrás la plaza Nathan Phillips, llegamos a un edificio que resulta muy interesante visitar. No es por el edificio en sí, sino por el contraste que genera. Se trata de una vivienda del siglo XIX y que contrasta con los modernos pisos que tiene alrededor.

Edificio siglo XIX en Canadá
Edificio del siglo XIX en medio de modernidad

Justo al lado está el mercado de St. Lawrence, el más importante de Toronto. Es un mercado que mezcla lo tradicional con lo moderno. Podemos encontrar los alimentos del día a día que van a comprar los canadienses, así como espacios más dedicados al turismo con objetos de recuerdo, camisetas, etc. Es un lugar muy visitado. También tienen zonas donde puedes comer.

Mercado de St. Lawrence
Interior del mercado de Toronto
El principal mercado de Toronto

La idea era haber comido en el mercado, pero finalmente lo hicimos en un centro comercial que había al lado y en el que tenían numerosos puestos dentro del local para comer diferentes menús. Barato y bastante variado.

La Torre CN de Toronto

En una visita a Toronto no puede faltar la atracción estrella: la Torre CN. Es sin duda el lugar más conocido de la ciudad, y seguramente lo que se le venga a la cabeza a cualquiera que piense en Canadá, junto a las cataratas de Niágara.

Suelo de cristal en la Torre CN

Esta torre mide 457 metros (553 hasta la punta de la antena). La entrada es cara, aunque no tanto como el Empire State, por ejemplo. Cuesta 36 dólares canadienses (unos 25€) y 48 dólares canadienses para subir a la parte más alta. Si se va a Toronto es algo que hay que hacer, ya que las vistas desde aquí son impresionantes, así como la parte de suelo de cristal en la que tienes una caída de cientos de metros, pero el precio lo considero muy excesivo. Está claro que se aprovechan de los turistas, como pasa en Nueva York.

Vistas Torre Toronto
Vistas desde la Torre CN de Toronto

Por la noche la CN Tower es incluso más bonita al iluminarse. Es otra opción que muchos prefieren: subir por la noche. En nuestro caso subimos de día ya que en el Empire State sí que fuimos de noche. Así cambiábamos.

Torre CN iluminada de noche
Torre CN de noche

Poutine: comida canadiense

Para cenar fuimos a comer lo más típico canadiense que puede haber: poutine. Es un plato, caja o cualquier envoltorio (en nuestro caso una caja de cartón) de patatas, normalmente con carne, salsas de varios tipos y muchas variedades. Como no lo había probado nunca, directamente le dije al hombre que me atendió que me recomendara el que más le gusta a él y listo.

Poutine comida Canadá
Poutine, un plato típico canadiense

Fue barato, estaba bueno y me fue imposible acabar la caja porque era una cantidad excesiva. Si vais a Canadá no pidáis la mediana, mucho menos la grande, ya que con la pequeña sobra. Al menos en el sitio que probamos, que estaba algo alejado del centro y de zonas turísticas.

Terminamos un día muy completo y después de haber pasado la última noche en un autobús. Al día siguiente, poco después de las 6 de la mañana, había que levantarse para coger el primer autobús y poner rumbo a las cataratas de Niágara, uno de los mejores lugares que visitamos en todo el viaje.

Mapa de localización

Javier Jiménez

En 2011 hice mi primer Inter-Rail y desde entonces no he parado de viajar. Siempre llenando la mochila de experiencias y desgastando suela por el mundo. Una de mis pasiones es escribir sobre mis viajes.

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