Amán: conociendo la historia, cultura y vida de la capital jordana

Nuestro primer día por Jordania fue bastante completo, un calco de lo que fue el resto del viaje. Por la mañana la aprovechamos para visitar Jerash y el resto lo echamos en Amán, la capital, donde vimos los principales atractivos turísticos de la capital jordana.

Una de las calles del centro de Amán

Una vez volvimos a la zona donde nos alojábamos, acordamos con el taxista que nos llevaría él o algún conocido suyo a la ruta que hicimos al día siguiente y de paso le preguntamos por algunos lugares para probar comida típica y que estuviera bien. Nos señaló algunos cerca y fuimos a uno de ellos, que resultó ser todo un acierto.

Primera comida en Jordania

Fue la primera comida en Jordania y no nos defraudó. El restaurante se llama Hashem y está en la calle King Faisal, junto a la calle King Hussein, que es una de las principales por la zona centro de Amán. Seguramente a cualquiera que se le pregunte por esta zona sabrían dar indicaciones para llegar. Está como en una especie de callejuela interior y resalta el gran letrero con el nombre del restaurante en letras amarillas y fondo verde.

Restaurante Hashem, un estupendo lugar para comida típica jordana

Para comer algo típico y tradicional, no hay mejor sitio que este, hablando en general, lugar donde comen los locales y alejados de los restaurantes propiamente orientados a los turistas. La comida es muy barata, algo que en general es así en Jordania. Cada plato en el restaurante Hashem suele costar 1 dinar y probamos hummus, falafel y el famoso pan de pita jordano. Suelen servir constantemente con la comida. Al final pagamos 7 dinares para tres personas, por lo que fue unos 3 euros por cabeza.

Hummus, una de las cómidas más consumidas en Jordania

Ya con el estómago lleno nos pusimos a conocer la ciudad y qué mejor que empezar por la ciudadela, donde surgió la misma y donde hay vestigios de diferentes civilizaciones. Eso sí, hay que subir bastante desde la parte baja, donde estábamos nosotros. Este es el lugar más visitado e interesante de Amán y se encuentra en lo alto de una colina, a unos 800 metros de altura.

Ciudadela de Amán

Desde aquí hay unas impresionantes vistas de toda la ciudad, con las típicas casas de un color que no sabría decir, entre blanco y ocre. A uno de los lados está la bandera gigante de Jordania, que se puede ver desde muchos puntos. Por alguna razón que desconozco, durante nuestra visita no tenían la tela puesta y solamente se veía el mástil.

Vistas de Amán desde la Ciudadela

En la ciudadela hay evidencia de poblaciones desde el Neolítico y la convierten en uno de los lugares habitados del mundo sin interrupción, más antiguos. Las tres religiones monoteístas (judíos, cristianos y musulmanes) habitaron este lugar. Es todo un museo al aire libre para explorar diferentes tipos de arquitectura. La entrada cuesta 2 dinares, aunque nuevamente entramos gratis al disponer de la Jordan Pass.

Templo de Hércules, un ejemplo del paso de la historia por Amán

Destaca el templo de Hércules, que data del siglo II antes de Cristo, la iglesia bizantina y la mezquita Omeya, que fue residencia del emir y la sede administrativa. En el centro se encuentra el museo arqueológico jordano, que se puede visitar, aunque no fue nuestro caso ya que íbamos con el tiempo algo justo porque preferíamos visitar el teatro romano, que cerraba pronto.

La mezquita Omeya de la ciudadela

Teatro romano de Amán

Precisamente el teatro romano de Amán fue lo siguiente que visitamos. Se encuentra cerca, en distancia, de la ciudadela, aunque para llegar tuvimos que bajar todo lo que habíamos subido anteriormente, por callejuelas, en la otra parte de la colina.

El teatro romano de Amán es sencillamente impresionante. Si ya lo son los dos que se encuentran en Jerash, este lo es más. Es el teatro más grande de todo Oriente y asombra lo bien conservado que está. En total cabían unos 6.000 espectadores.

Teatro romano de Amán, el más grande de Oriente

Destaca la forma en la que está dividido: la parte alta era para el pueblo llano, la media para algunos militares y la baja para los gobernantes y diferentes autoridades importantes.

Entramos por poco al teatro, ya que cerraba a las 17:00h y llegamos un par de minutos después, aunque amablemente nos abrieron la puerta y nos dijeron que podíamos estar 20 minutos. La entrada cuesta 1 dinar, aunque es válida la Jordan Pass.

Frente al teatro hay una bonita plaza donde podemos ver a muchos niños jugando con patinetes o bicicletas, y varias banderas que rodean el lugar.

Plaza frente al teatro romano

Callejeando

Tras ver las dos principales zonas arqueológicas de Amán, nos dispusimos a hacer una de las cosas que más nos gusta y que, personalmente, recomiendo a todo el mundo: perderse por las calles y conocer la vida local, alejado de las zonas turísticas. Y eso fue lo que hicimos. De camino aprovechamos para cambiar moneda local, ya que el día anterior cambiamos una mínima parte en el aeropuerto, donde suele haber peor cambio.

Acabamos casi sin querer en un mercado callejero donde vendían de todo un poco, aunque principalmente productos frescos como fruta y verdura. Son en estos lugares donde puedes aprender un poco mejor sobre la vida de un lugar.

Mercado callejero en Amán

Mezquita Al-Husseini

Cerca de aquí hay varias calles muy concurridas tanto por peatones, coches como repletas de tiendas, todas ellas ordenadas por gremios. Todo muy común en estos países árabes y donde el regateo es posible. Aquí aprovechamos para comprar algunos productos de recuerdo y posteriormente llegamos a la mezquita Al-Husseini, que es una de las principales de Amán.

Mezquita Al-Husseini, una de las más importantes

La mezquita Al-Husseini fue construida en la década de 1920 en el mismo lugar donde se supone que el segundo profeta islámico, Omar, construyó otra en el año 640.

Poco a poco se fue haciendo de noche y aprovechamos para recorrer algunas calles algo más alejadas del centro. Muchas subidas y bajadas, ya que la ciudad está construida sobre colinas. Desde las partes más elevadas siempre hay muy buenas vistas.

Cenamos en un restaurante que nos recomendó la encargada del hotel y que se encontraba muy cerca. Probamos los típicos shawarma, que son como un döner, muy típico en Oriente Medio. El precio era más que barato, ya que costaba 1,2 dinares y si querías añadir un plato de patatas fritas solo costaba medio dinar más.

Así terminó nuestro primer día por Jordania. Al día siguiente hicimos una ruta muy interesante que nos llevó por lugares como Madaba, el Monte Nebo, el mar Muerto y, para acabar el día, Petra de noche.

Mapa de localización

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