Kuala Lumpur: visita a las Cuevas de Batu y Torres Petronas
En el primer día completo por Kuala Lumpur teníamos dos visitas obligadas: las Cuevas de Batu y las Torres Petronas. Sin duda son dos lugares icónicos de esta zona de Malasia. Dos sitios imprescindibles para conocer, especialmente el famoso templo hindú, donde destaca la enorme estatua dorada del dios Muruguan.
Como expliqué en el artículo anterior, decidimos cambiar de alojamiento. Así pues, esa mañana nos levantamos temprano y lo primero que hicimos fue ir a un Family Market, que es un establecimiento similar a los 7-Eleven y son muy populares por Japón y algunos países asiáticos como este, y compramos algo para desayunar.
Moverse por kuala Lumpur en Uber es muy sencillo y económico. Es una estupenda idea para ir de un punto a otro de la ciudad. Esto fue lo que usamos para ir hasta el nuevo hotel a dejar las cosas. Todavía no podíamos entrar en la habitación, pero sí dejar allí el equipaje y partir hacia las Cuevas de Batu.
Cómo ir de Kuala Lumpur a las Cuevas de Batu
Ir de Kuala Lumpur a las Cuevas de Batu es muy sencillo. Tenemos diferentes opciones. Una de ellas es el tren. Cada 15 o 30 minutos sale uno y tarda en llegar entre 25 y 40 minutos. Se puede coger desde varias estaciones, entre las que se encuentran KL o Bank Negara. La línea es la KTM Komuter (la roja). Es muy económico. El precio ida y vuelta apenas supera 1 euro.
Otra opción es ir en taxi o Uber. En nuestro caso utilizamos Uber desde el centro de Kuala Lumpur. Tardamos en llegar unos 20 minutos y nos costó 14 ringgits (unos 3 euros). Sin duda esta opción nos ahorra tiempo. La distancia al centro de la capital malaya es de unos 15km. Un taxi cuesta algo más, entre 15 y 25 ringgits, según el sitio donde lo cojamos.
También existe la opción del autobús. La línea 11 sale de Puduraya. También está la línea 11D que sale del mercado central. Desconozco la frecuencia, lo que sí tarda es algo más de media hora en llegar. Cuesta unos 2,5 ringgits (poco más de medio euro).
Las Cuevas de Batu
Este lugar no puede faltar en una visita a Kuala Lumpur. Da igual si tenemos únicamente un día. Es uno de los templos hindús más grandes fuera de India. Son varias cuevas con varios templos. El principal es el que vemos en todas las fotos, con la gran estatua del dios Muruguan delante.
La cueva principal está a unos 100 metros de altura y hay que subir 272 escalones. La gran estatua dorada mide 42 metros de alto. Es la más alta que existe dedicada a este dios hindú. La colocaron en 2006.
La verdad es que todo este complejo está todavía en construcción. Pudimos ver varias obras en curso tanto dentro de la cueva principal como fuera, antes de subir las escaleras.
Nuestra visita coincidió con el Diwali (o Dipavali), que era esa semana y ya pudimos disfrutarlo en Singapur los días anteriores. Se trata de una gran festividad hindú. Esto hizo que ese día ese templo estuviera lleno de gente. Al principio pensamos que iba a ser un agobio, algo similar a cuando intentamos comer en Singapur un par de días atrás en el barrio hindú. El conductor que nos llevó del aeropuerto el día anterior nos dijo que podíamos encontrarnos con mucha gente.
La verdad es que para nada fue un agobio. Sí que es cierto que había mucha gente, muchos hindús con sus típicas vestimentas y eso, pero al menos a esa hora se podía estar bastante tranquilo.
*Según pude informarme después, a partir de las 10 de la mañana eso empieza a llenarse de turistas. Nosotros fuimos a las 9 más o menos y quizás por eso todavía no había excesiva gente, pese a que consideramos que sí que había muchos más locales de lo que es lo habitual.
Antes de subir a la cueva principal dimos una vuelta por los alrededores. Fuimos hasta la Cueva Villa, donde hay una gran estatua de Hanuman. Es muy bonita y llama mucho la atención sus colores.
Por el camino te encuentras diferentes cuevas más pequeñas y estatuas de menor tamaño. Es un lugar para pasar perfectamente toda una mañana.
Fuimos a visitar la cueva principal y subir sus 272 escalones. Realmente impresiona ver el tamaño de todo. La estatua es enorme vista desde abajo, pero también lo es la escalera, tanto de ancho como de largo. Y lo mejor de todo sin duda es entrar dentro de la cueva. Es una maravilla y nos gustó mucho.
Por todo el recinto de las Cuevas de Batu hay monos salvajes, pero donde más se concentran es en la escalera para subir a la cueva principal. Hay que tener un poco de cuidado porque parece que están al acecho de los turistas y saben cómo robarles la comida o cualquier cosa que lleven. Está totalmente prohibido darles de comer, claro. Me recordó un poco a los monos de Gibraltar.
Dentro de la cueva principal vimos que todavía hay bastantes obras de construcción. Están terminando algunos templos pequeños, estatuas y pasarelas. No sé cómo quedará todo una vez finalice, pero pinta a que ver a ser precioso.
Una de las mejores imágenes la encontramos mirando hacia arriba. Ver la altura que tiene las enormes formaciones rocosas de piedra caliza. Este lugar tiene 400 millones de años y fue descubierto en 1878.
La entrada es gratuita tanto al complejo como a la cueva principal. Sin embargo hay que pagar unos 15 ringgits por entrar a la Dark Cave. Está abierto de 7 de la mañana a 7 de la tarde.
Este lugar es muy turístico y lo mejor es ir a primera hora de la mañana. Una vez abajo entramos en una tienda a comprar algo para beber. El calor en Malasia aprieta y la humedad se nota.
Volvimos a coger un Uber de vuelta a Kuala Lumpur. Echamos más o menos dos horas en las Cuevas de Batu. La verdad es que no fue demasiado tiempo, pero pudimos ver lo principal y dedicar más tiempo a la capital.
Vídeo de las Cuevas de Batu
Las Torres Petronas
Llegamos al hotel pero todavía no podíamos entrar en la habitación, así que aprovechamos para ir caminando hasta las Torres Petronas, que estaban cerca. A mí personalmente me gustó más verlo después por la noche. De día no son nada espectaculares. Está claro que se trata de una de las mayores construcciones que podemos ver en el mundo, pero no le veo nada extraordinario más allá de la fama que tienen.
Es posible subir arriba, pero no fue nuestro caso. Dimos un par de vueltas al edificio para coger la mejor foto. Por aquí hay multitud de vendedores que ofrecen una especie de ojo de pez para poner en el móvil y que la gente haga una foto en la que salga el edificio entero. Basta con alejarse un poco y listo, sale buena foto.
Esa tarde le echamos un rato en el hotel. Aprovechamos que teníamos piscina y hacía bastante calor. Desde la piscina se veían las Torres Petronas, o más bien un poco de la parte alta, ya que hay edificios que tapan las vistas.
Espectáculo de luces de noche en las Torres Petronas
La idea era ver el espectáculo de luces y sonido que hacen cada noche en el lago junto a las Torres Petronas. Se supone que hay tres horarios y nosotros fuimos al que es a las 20:00h. Sin llegar a ser algo espectacular, está bien. Lo mejor son las vistas de las torres iluminadas. Por la noche la verdad es que cambia todo.
Los chorros de agua se iluminan y realizan diferentes «figuras» en movimiento. Dura aproximadamente unos 15 minutos y hay varios estilos dentro del espectáculo. Los diferentes colores, unidos a la luz que desprenden los edificios, da una imagen muy bonita.
Vídeo del espectáculo de luces
De noche esta zona es muy bonita. Además el parque que hay junto a las Torres Petronas está muy bien para descansar y disfrutar de las vistas. Se llena rápido de gente, eso sí.
Después de dar una vuelta por el centro de noche, llegamos hasta la torre de comunicación. Me recordó un poco a la CN Tower de Toronto.
Entramos a comprar algo para beber en una tienda tipo 7-Eleven y me pareció muy curioso encontrarme con Aquarius, marca original, con gas. La verdad es que es la primera vez que lo había visto, no sé si será algo exclusivo de Malasia o también lo hay en otros países. Poned en los comentarios si lo habéis visto en otro sitio.
Sin mucho más, pusimos fin al día por Kuala Lumpur y prácticamente dijimos adiós a Malasia, aunque todavía nos quedaban unas horas por la mañana. Esa noche fuimos a cenar a un Subway que había cerca del hotel (no había demasiados restaurantes en esta zona) pero ya estaba cerrado, algo bastante raro. Al final compramos unos sándwiches en una tienda.
Mapa de localización